Ama tu perfil sinuoso, tus caderas.
La redondez de tus muslos,
de tus nalgas, de tu vientre,
la reserva que te prepara
para la vida, para dar vida:
el milagro supremo
de la existencia...
¡Mujer, ámate!
Ama tu vida cíclica,
tus hormonas,
la riqueza de tu biología
que no es plana, sino que conecta
en cada momento
con tu espíritu,
con la naturaleza, con la luna,
con los vaivenes de las mareas,
con la vida palpitante
de la tierra y los mares.
¡Mujer, ámate!
Ama tu vida,
haz el amor con el invisible
origen sutil de universo
y te darás a ti misma
lo que necesitas.
Así no tendrás que acudir
a esconderte
en retiros espirituales.