
¿Y si llegaras tarde, cuando mi boca tenga sabor seco a cenizas, a tierras amargas? ¿Y si llegaras cuando la tierra removida y oscura (ciega, muerta) llueva sobre mis ojos, y desterrado de la luz del mundo te busque en la luz mía, en la luz interior que yo creyera tener fluyendo en mí? (Cuando tal vez descubra que nunca tuve luz y marche a tientas dentro de mí mismo, como un ciego que tropieza a cada paso con recuerdos que hieren como dardos.) ¿Y si llegaras cuando ya el hastío ata y venda las manos; cuando no pueda abrir los brazos y cerrarlos después como las valvas de una concha amorosa que defiende su misterio, su carne, su secreto; cuando no pueda oír abrirse la rosa de tu beso ni tocarla (tacto mío marchito entre la tierra yerta) ni sentir que me nace otro perfume que le responda al tuyo, ni enseñar a tus rosas el color de mis rosas? ¿Y si llegaras tarde y encontraras (tan solo) las cenizas heladas de la espera?
Poema impaciente
Emilio Ballagas