
Ama tu perfil sinuoso, tus caderas. La redondez de tus muslos, de tus nalgas, de tu vientre, la reserva que te prepara para la vida, para dar vida: el milagro supremo de la existencia... ¡Mujer, ámate! Ama tu vida cíclica, tus hormonas, la riqueza de tu biología que no es plana, sino que conecta en cada momento con tu espíritu, con la naturaleza, con la luna, con los vaivenes de las mareas, con la vida palpitante de la tierra y los mares. ¡Mujer, ámate! Ama tu vida, haz el amor con el invisible origen sutil de universo y te darás a ti misma lo que necesitas. Así no tendrás que acudir a esconderte en retiros espirituales.